jueves, 29 de marzo de 2012

Quedan 0 días

Has vuelto ya. Retornando como el hijo pródigo que marchó para labrarse un futuro. No sabes cómo me alegro de tu retorno, pero no creo en absoluto que te fueses siendo eso.
Una experiencia increíble te aguardaba y sinceramente la estás exprimiendo al máximo, pero te fuiste al 50%, el otro 50% era una huida. 
Te he conocido siempre así, incapaz de expresarte, sensible a más no poder y siendo un borracho ilimitado. Te refugias en tu inconsciencia etílica creyendo que haces un punto y aparte pero tus actos tienen consecuencias. Y no las has asumido, o lo has hecho en parte sin portarte de la manera que se esperaba.
Porque hay cosas que no se hacen, porque hay cosas que cambian y porque hay momentos determinados en los que uno se da cuenta de hasta qué punto la está cagando. No puedes meter todos tus problemas en un armario, cerrarlo y tirar la llave. No puedes hacer eso con todo lo que fastidias porque tu cuarto no será una habitación sino un almacén de duras decisiones que no quisiste afrontar.
Te quiero, ¿me oyes? Te quiero. Serás mi amigo por siempre, pero precisamente como amigo que eres y como amiga tuya que soy, te he sido muy franca con este tema. Hay cosas que se perdonan pero no se olvidan.
Hay cosas que duelen y cicatrices que tardan mucho en cerrarse. Te he echado tanto de menos...
Hay una cicatriz que lleva tu nombre.

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