La mayor parte de mi blog se ha basado en desahogar escribiendo lo que en mi cabeza se colapsa. Tengo amigos,sí,amigos muy buenos que me apoyan y comprenden,pero escribiendo cuento cosas que a ellos nunca les contaría. Llámame mala amiga pero soy así,desde siempre,un poco más reservada que el resto en cuanto a mis asuntos se refiere,y ellos se han acostumbrado a mí desde los 4 años con los que llegué al colegio.
Escribiendo,también puedo decirles lo mucho que me hacen falta porque si algo he aprendido de estar sin novio toda mi vida es que ellos siempre han estado,están y van a estar ahí: aunque no les cuente mis problemas,aunque llame cursi a P por atreverse a decir cosas que yo solo me atrevo a escribir,aunque eche de menos a N en silencio,aunque extrañe la risa de L a pesar de que me saque de quicio,o de llamar ciega a V y escuchar con todo lujo de detalles sus aventuras (y las de su novio),aunque Ve me eche cuatro gritos y me de besos de yaya,aunque riña a K y le de a V..i los mimos que a él no,aunque haga siglos que no vea a J,M,Cr,O,C y Mim,aun siendo la siamesa de Ele que es la que más cosas me ha aguantado y ha pasado conmigo.
A pesar de todo ello y de los años que hemos tenido que soportarnos...Son mis amigos. Son como hermanos. Y precisamente lo son por los pequeños detalles y esas cosas que para mí son grandes.
Ellos son grandes y he pasado con ellos los mejores momentos y (de momento) la mayor parte de mi vida. Este sábado los vuelvo a ver y no veo el momento de atreverme a decirles lo que escribo: que son simplemente IMPRESCINDIBLES.
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